Tus palabras frecuentes




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Como apasionada de la comunicación, desde siempre llamó mi atención el impacto de las palabras, sin embargo, creo que recién con la incorporación de los conceptos de la ontología del lenguaje sumé plena consciencia del poder que tienen.

Por ejemplo, una frase que escucho con frecuencia en las conversaciones que mantengo es “voy a tratar”

Y en ese momento suelo invitar a “tratar” de moverse de un extremo a otro de la sala si se da el caso.  Recibo miradas de desconfianza, casi se escucha en sus ojos la pregunta que hay oculto detrás del pedido. Tras dudar, lo hacen y me miren con cara de y ¿ahora qué?

Cuando le digo que no trató, sino que lo hizo, caen en cuenta.

Esta reflexión que marcó mi vida, lo aprendí de una de las primeras coach de mi formación a quién aprecio con sincero cariño.

Cuando ingresé a los buscadores el significado de la palabra “tratar” despliega una variedad de acepciones que casi en sus finales hace alusión a tratar como sinónimo de intentar. Y este último término se describe como hacer el esfuerzo por lograr un objetivo sin tener seguridad de conseguirlo.

En Paraguay, escucho utilizar este concepto, como un disimulado no. Por ejemplo, si invitan a alguna actividad y ya no tenemos espacio en nuestra agenda o ganas de ir, simplemente respondemos, voy a tratar de llegar.

La lectura personal que me surge en varias conversaciones, cuando me repiten que van a tratar de hacer algo, es un sentimiento oculto contradictorio entre quiero (o no) y debo (o no) hacerlo y eso genera un desgaste de energía y normalmente ningún resultado satisfactorio. Algo así como voy a poner esfuerzo (energía) a algo que no voy hacer. Por supuesto que esta hipótesis es validada con la persona tras algunas preguntas o ejercicios que le lleva a escucharse.

Escuchar lo que decimos, y lo que significa realmente para nosotros, es una habilidad que se entrena y que permitirá, para empezar, comprender realmente cuál es el mensaje que nos damos a nosotros mismos.

Las palabras que utilizamos con frecuencia evidencian nuestras creencias, nuestros conflictos, nuestra forma de ver el mundo y por ende nuestra forma de actuar en él.

Interactuar con los demás es una necesidad como seres sociales, por lo tanto, saber comunicarnos es una habilidad que afectará nuestra calidad de vida. Empieza por escucharte, y reconoce ¿qué palabras usas con frecuencia? Y finalmente si ¿tratas o haces?

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