Lo que comunica una ciudad.

Aprovechando un viaje de trabajo de mi marido y el fin de semana, familia entera, fuimos a una ciudad del departamento de Canindeyú, cercana a la frontera con Brasil.

La ciudad es una zona productiva donde están instalados colonos brasileños. Y lo primero que uno nota es el idioma. En el local de comidas que frecuentamos, uno de los únicos con atención para restaurant y abierto todo el tiempo como las estaciones de servicios (de hecho, era una estación de servicio) presentaba un menú en español y portugués pero los letreros de inspiración en su pared estaban todos en portugués.

Al escuchar a la gente hablar, lo hacían en portugués, aunque cuando le hablabas en español, automáticamente te responden en el mismo idioma.

Y más allá de cuestiones nacionalistas, y cuestiones relacionadas al tipo de plantaciones, es una zona desarrollada por colonos brasileños. Se habla el portugués, el español y también el guaraní.

Mi hijo me decía que tranquila es esta zona, no hay bocinazos en el tráfico.

Andar tranquilo, bilingües o políglotas, dedicados a trabajar la tierra. Sin demasiados ruidos nocturnos, locales que abren temprano, tierra colorada que significan el baldeo permanente de los pisos (siempre están limpios y relucientes)

Durante el camino se observan imponentes silos, tierras con plantaciones de sojas y casas bonitas con materiales de buena calidad, pero sencillas o casas humildes.

En las estaciones de servicios o supermercados, además de productos tradicionales, puedes encontrar desde botas para trabajo hasta una buena manta tejida. Orientada al ritmo de vida de ellos.

La dueña del hotel donde nos hospedamos me contó que ella vino a Paraguay cuando tenía 10 años. Su padre había recibido la oferta de terrenos en venta y después de visitar y ver lo buena que era la tierra, vendió todas sus cosas y propiedades y vino con toda su familia a instalarse. Y me decía ella: “esto no era lo que es hoy. No teníamos luz eléctrica ni caminos como los de ahora”. Para que ella y sus hermanos aprendan el español, una profesora vino a vivir con ellos durante 6 meses y salía cada dos meses a visitar a sus familiares. No era tan simple las salidas. Ellos fueron conquistando esas tierras cuando no había nada ahí. Hoy tiene hijos y nietos que son paraguayos.

Cuando uno es de afuera e ingresa por primera vez a una ciudad o país, sus calles, comercios y locales de comida te comunican su historia, a que se dedican, sus horarios, sus valores, su ritmo.

Es tan interesante realizar este tipo de salidas cada cierto tiempo y calibrar con nuestro entorno y nuestra forma de vida, con una intención de aprendizaje, valoración y respeto.

No en vano  dicen que cuando viajas,  amplías tus horizontes.

¿Y tu ciudad, que comunica?